Yo creía que era muy obediente a DIOS porque todo lo que, entendiendo o no, debía hacer, viniendo de Él, yo lo hacía.
DIOS me mostró que estaba lejos de ser un ejemplo de obediencia.
Me dice Anne, mi Rubia Hermosa, orando en noviembre del año 2018: “DIOS dice que cambiemos tu auto”
Mi auto era un Renault Fluence 2012 con 75.000 km en muy buen estado. Pensé que no era buen momento, económicamente estábamos justos, y no era necesario ya que el auto estaba impecable. Anne me volvió a decir lo mismo en diciembre. Es bueno contarles, como testimonio, que desde hace 15 años, DIOS nos regala autos nuevos antes que se cumplan los 80.000 km, estemos bien o no de finanzas. Sin estar convencido fui a ver los autos en la concesionaria pero decidí esperar autos nuevos del 2019 que todavía no llegaban.
Un fin de semana de enero del 2019 fuimos, con un pastor, en el Fluence, a una cruzada en Puerto Triunfo, Itapúa, a 473 km de Asunción. A la ida todo bien, pero a la vuelta tuvimos un problema con el auto que me hizo pedir perdón a DIOS e ir el lunes, muy decidido, a cambiar mi auto.
Quedaba un único Fluence 2018 o un Volvo 2015. DIOS me dice claramente el Fluence. Llegamos a un acuerdo por la entrega de mi auto y por el nuevo. Me entregarían el jueves. El jueves a la tarde voy a retirar el auto nuevo y al echarle una mirada veo que tiene dos manchas en el frente y una defecto de pintura en el capó. Me dicen que se soluciona fácil, que le traiga al día siguiente y lo solucionan. Firmo los papeles y se realiza la operación de compra. Me voy al interior ese fin de semana de muy mal humor. Oraba pero no entendía porque DIOS me llevó a cambiar el auto para meterme en ese embrollo. Llevo el lunes el auto y aunque primero me dicen que estará a la tarde luego me piden un día más. Ya iban muchos días de incertidumbre de lo que debía hacer. Oraba pero no entendía. El martes voy a retirar pero no pudieron solucionar. Les dije que no quería el auto así, que no puedo comprar un cero km con esas fallas. Yo soy muy detallista y perfeccionista, sobre todo con respecto a los autos. Tengo cuidado de los dos autos (service, lavado, seguro, etc.) el de Anne y el mío de igual manera, pero, confieso, soy más delicado con el mío. Mi mente no podía concebir comprar un auto nuevo en esas condiciones. Les dejé el auto nuevo, les dije que quería cancelar la operación, que me devuelvan mi Fluence 2012 y me fui muy enojado con todos.
Oraba con muchos reclamos a DIOS, no entendía porque pasó, ni que debía hacer. En cualquier otro objeto no me hubiera importado pero me importaba mi auto. Dos días después, el jueves, regreso a la concesionaria resuelto a dar marcha atrás en la compra del nuevo Fluence. Ya pasé mal toda la semana reclamando a DIOS y tratando de entender, ya quería paz. Primero me dicen que me darían un gran descuento cosa que no acepté. Nos reuniríamos con el gerente general. Este señor viene con varias personas, entre ellos dos gerentes regionales. Les relato todo los sinsabores por el nuevo Fluence. Revisan el auto y me ofrecen traer esas dos piezas de fábrica y cambiarlas en dos semanas. Acepté. Tardaron más tiempo y cuando llegaron las piezas fui a ver. Parecía todo correcto, y pregunté si quedaría bien ajustado como vino de fábrica. Me prometieron que si. Al cambiar las piezas me dicen que los colores no coinciden. Sigo orando y reclamando pero no entendía nada, sólo quería que se termine. Me molesté con todas las personas, de la concesionaria, involucradas. Me harían un tratamiento de pulido especial a la pintura. Dejo dos días más. Cuando me entregan el auto veo que están bien los colores pero no están bien ajustados los faros. Dejo de nuevo el auto. Analizamos de nuevo con el vendedor cambiar por el Volvo 2015 porque ya estaba impaciente.
Pero esa madrugada en oración DIOS me explica muy claramente.
“Si quieres ser mi siervo debes obedecer sin objeciones, sin pensar. Porque Yo te mando. En el momento que Yo te digo, no después. Ahora debías aceptar ese auto sin reclamos, aunque haya tenido solo 3 ruedas.”
Pedí perdón a DIOS fui a retirar el auto así como estaba.
Yo era obediente con mis condiciones, según mis reglas, según mis razonamientos y estructuras (muchas de las cuales ya me quebró DIOS)
Las ordenes de DIOS yo las cambiaba porque no se ajustaban a mi lógica, a mi mente o a mi corazón. Debía pasar por estos 45 días de quebrantamiento para poder entender la obediencia ciega a DIOS.
Debemos aceptar todo lo que viene de DIOS en confianza a Él y no guiarnos por nuestros instintos, juicios o razonamientos.
No es fácil. A quien se le ocurre comprar un auto cero km con defectos.
Ore y bendije a todas las personas de la concesionaria. De paso DIOS me está liberando de la pasión (idolatría) por los autos.
¡Gracias mi DIOS y Señor, bendito seas!