23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
En el crecimiento espiritual para llegar a dar el Fruto del Espíritu muchos somos tratados por DIOS para llegar a la Mansedumbre. Bíblicamente tuvieron su proceso Moisés (Números 20.1-13), Pablo (Hechos 26.9-12) y Juan (Marcos 3.17). Moisés fue tratado 40 años en el desierto (Hechos 7.30) y era el hombre más Manso de la tierra (Números 12.30). Aún así perdió la paciencia con el pueblo de Israel la segunda vez que le pidieron agua y desobedeció a JEHOVÁ (Números 20.12)
Debo reconocer que yo era agresivo y muchas veces violento. En la medida que me fui sanando de heridas, amarguras y frustraciones me fui tranquilizando.
Mucho me enseñó el ESPÍRITU SANTO a tener paz en diferentes situaciones (ante agresiones o simplemente palabras ásperas, ante ofensas, ante errores de los demás, en el tránsito, etc.) que hace unos años seguro que reaccionaba belicosamente o por lo menos me molestaba.
En un viaje, con la Rubia Hermosa (Anne mi esposa) DIOS me muestra que todavía tengo reacciones que controlar.
He visto, en el aeropuerto, a un señor que tuvo reclamos (sin razón y con malos modales) con las personas de aduanas primero, con las azafatas después y, en general todo le molestaba y criticaba. Yo le miraba a la esposa y pensaba: “Pobre señora, lo que tiene que aguantar”
Y en el mismo viaje en el aeropuerto donde llegamos una persona fue descortés con la Rubia Hermosa. Me alteró y discutí con él. En el hotel me llevaron mi paraguas (del hotel que estaba en mi habitación) al dejar un rato en la recepción y, por supuesto pido otro, pero me dicen que ya no hay. Me volví a molestar porque debía irme a la habitación con lluvia. En el hotel debían tener paraguas para todos si todas las mañanas llovía. Dos episodios en dos días que me sacaron la paz.
En el hotel cuando fui al gimnasio por la tarde encontré un paraguas y no había nadie.
El ESPÍRITU SANTO me trae a memoria al señor NN que reclamó de forma maleducada en el aeropuerto y que no debería comportarme de esa manera (como sí reconozco que me comporté varias veces) y que debía entregarle cada situación. Al juzgar la reacción de este señor terminé haciendo lo mismo (Romanos 2.1)
Con respecto al paraguas me dice claramente “No me pediste. Yo te hubiera dado. Como ahora”
Cada situación difícil que pasamos, antes de perder la calma, debemos entregarle al ESPÍRITU SANTO. El es nuestro ayudador, consejero y nos enseñará todas las cosas.
Juan 14.26 “26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”
Solos, con nuestras fuerzas, no podremos. El ESPÍRITU SANTO nos capacitará para llegar a ser mansos, sanando primero las heridas que nos causan estas reacciones, y luego dar el Fruto del Espíritu.
¡Gracias ESPÍRITU SANTO, bendito seas!
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