Nuestro Papá terrenal representa a DIOS en nuestra alma y en nuestra mente. La relación que tenemos con nuestro Padre acá en la tierra, buena o mala, es el mismo tipo de relación que reproducimos con nuestro DIOS Padre.
Muchos venimos de hogares disfuncionales, otros nunca tuvieron hogares, y por lo tanto nos formamos un concepto erróneo de DIOS.
DIOS quiere que tengamos familia en la tierra para aprender y entender como vivir en familia con Él, acá en la tierra y luego en el cielo.
Pero en muchas familias nos faltó amor, comida, vestido, trabajo, y crecimos con muchas necesidades afectivas y materiales, con agresiones, y aún, soportando violaciones emocionales y físicas. Esto hace que tengamos dolor y resentimiento en nuestro corazón con nuestros Padres, y estas heridas las trasladamos a DIOS directamente, lo reflejamos a DIOS Padre.
Es tan importante esta relación de Padres e Hijos que DIOS envió primero a Juan El Bautista para que toda relación de Padres e Hijos pueda ser reconciliada antes que venga JESÚS trayendo la Salvación (Malaquías 4.6, Lucas 1.17)
Gracias al sacrificio en la cruz de JESÚS podemos sanar nuestro corazón, nuestras emociones y renovar nuestra mente.
Éxodo 20.12 “12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.”
Efesios 6.2–3 “2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”
DIOS nos manda honrar a nuestros Padres, aunque muchas experiencias se convierten en juicio hacia ellos. Honrar no quiere decir hacer todo lo que nuestros Padres ordenan o dicen, no estar siempre de acuerdo con ellos, pero sí les debemos respeto, obediencia si dependemos de ellos, cubrir sus necesidades materiales en todo lo que podamos (si hay necesidad y tenemos los recursos para hacerlo), y sobre todo, dar amor y ser agradecidos. Ellos hicieron lo mejor que pudieron de acuerdo a sus circunstancias.
Podemos preguntarle a DIOS que nos muestre como fueron criados nuestros Padres.
Los juicios que tenemos hacia nuestros Padres terrenales nos impiden intimar con nuestro Padre que está en los cielos y no podemos acceder a las bendiciones que Él tiene para cada uno.
Desde que le recibí a JESÚS en mi corazón (21 años) hasta ahora, junto con mi esposa, la Rubia Hermosa, seguimos sanando nuestro corazón de los juicios hacia nuestros Padres.
Les relato un testimonio: desde que tenia10 años, hasta hoy, siempre me gustó usar el pelo largo. A mi Papá no le gustaba, y por más que le pedía, me obligaba a raparme toda la cabeza. Me molestaba mucho. El ESPÍRITU SANTO me dijo que yo le maldecía a mi Papá en mi corazón y que me guardé ese resentimiento. Según esta experiencia, para mí, DIOS es severo y no amoroso, y que no le interesa mis deseos.
Es imposible de ver, entender o reconocer todo esto, que está en lo profundo de nuestra alma, si el ESPÍRITU SANTO no nos revela. Además muchos acontecimientos nos duelen tanto que no queremos recordar, no queremos traer a la conciencia y revivirlos. Pero como toda herida se debe abrir para sanar y restaurar.
¿Por que lleva tanto tiempo?
Porque no se puede cambiar drásticamente nuestro corazón y nuestras emociones.
No tiene efecto una oración general sino que por cada evento, por cada juicio que formamos en nuestro corazón o lo pronunciamos por la boca, el ESPÍRITU SANTO nos recuerda, nos lleva a ese momento para orar, sanar y liberar nuestro corazón.
A medida que sanamos nuestro corazón nuestra relación con nuestros Padres terrenales cambia (ellos también se liberan y son bendecidos) y luego se refleja en nuestra relación con DIOS Padre.
Cuando le conocí a JESÚS yo no podía abrazar y besar a mis Padres, tenía mucho dolor en contra de ellos. De a poco tuve amor y dedicación para ellos, y hoy puedo honrarles en vida.
Yo sé, por testimonios de muchas personas (mujeres y varones), que tuvieron relaciones desde crueles hasta inhumanas con sus Padres, abusos, castigos, injusticias, violaciones por lo que se hace muy difícil perdonar. Pero el ESPÍRITU SANTO nos dio una oración que dice así: “Yo quiero perdonar, pero yo no puedo porque es muy grave lo que me hicieron mis Padres, pero en las fuerzas de JESÚS tomo la decisión, y perdono a ... y le libero de todo juicio de mi corazón, y le bendigo en el nombre de JESÚS”
Es una decisión hacer esta oración en nuestra intimidad, y trae mucha paz. El ESPÍRITU SANTO les revelará si deben ir a pedir perdón a sus Padres personalmente. Y aun si nuestros Padres ya no están con nosotros debemos orar y liberar esas ataduras que produjeron nuestros juicios.
Mateo 18.18 “18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.”
¡Gracias ESPÍRITU SANTO por las palabras en este escrito, bendito seas!