martes, 17 de marzo de 2020

Decido Perdonar

Perdonar es una decisión que debemos tomar aunque no tengamos fuerzas ni sentimientos para hacerlo.

Hechos 8.18-23 “18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,

19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo.

20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero.

21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.

22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón;

23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.”

Simón no tenía intenciones de servirle a DIOS sino comerciar el poder del ESPÍRITU SANTO.

Para servirle a DIOS tenemos que tener un corazón recto, íntegro. Una clara señal de tener un corazón recto es desear, con amor, hacer la voluntad de DIOS aunque, muchas veces, no la entendamos.

Para JESÚS lo más importante era siempre hacer la voluntad del Padre (Mateo 7.21)

No tenemos que ser perfectos para tener un corazón íntegro. Solamente aceptar la voluntad y el trato de DIOS para nuestras vidas en este momento. Y preguntarnos: que debo aprender, que debo entender, que debo liberar, que debo ponerme a cuentas con ELOHIM (Isaías 1.18) y no quejarnos, reclamar o criticar.

Los pensamientos incorrectos de nuestro corazón con que nos presentamos ante DIOS (reclamos, quejas, exigencias, juicios, etc.) nos revelan la amargura de nuestra alma.

Lucas 6.45 “45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”

Pablo habla en Romanos que todos somos pecadores. Nadie está libre.

Romanos 3.12 “12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”

Pedro le dice a Simón (Hechos 8.23) que está en profunda amargura que le tiene atado, encarcelado.

La amargura es un sentimiento de odio, ira, frustración y resentimiento, causado sobre todo por la injusticia recibida en sufrimiento o por circunstancias adversas. O sea cuando tenemos estos eventos adversos entran los demonios de odio, ira, frustración, etc. y nos manejan a través de nuestras emociones. Hacen vida en nosotros.

Job tenía amargura por lo que estaba pasando en su vida, que DIOS permitió con un propósito.

Job 10.1 “1 Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma.”

Ezequiel tenía amargura por la tarea (encomendada por JEHOVÁ) de ir a hablar al pueblo de Israel.

Ezequiel 3.14 “14 Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí.”

A través de Jeremías ELOHIM le habla a Jerusalén que por las obras y el camino que optaron tendrán amargura.

Jeremías 4.18 “18 Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.”

Noemi se llenó de amargura al perder a su marido y sus hijos. Culpa a DIOS de todo esto.

Rut 1.20–21 “20 Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. 

21 Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?”

Y Jeremías también le reclama a JEHOVÁ por lo que él está pasando, viendo la ira sobre Judá.

Jeremías 15.17–18 “17 No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación.

18 ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?”

Pero para vivir realmente la nueva vida con JESÚS debemos quitar toda amargura. 

Efesios 4.31 “31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.” 

Y la manera de quitarnos toda amargura es perdonar. Este es el antídoto perfecto para sanar y liberar toda amargura, todo resentimiento, toda herida.

Perdonar quiere decir olvidar lo que nos hizo daño y que lo teníamos escondido en nuestra alma (subconsciente).

Nuestro DIOS perdona y olvida nuestro pecados, algo que le duele a Él.

Miqueas 7.18-19 “18 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. 

19 El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.”

Perdonar y aceptar la voluntad de DIOS es lo que trae paz a nuestro corazón. Y es una decisión que debemos tomar. Una vez que tomamos la decisión, y oramos, entonces viene el ESPÍRITU SANTO a sanar nuestra heridas y restaurarnos.

Debemos pedir revelación y orar por cada evento que tuvimos y que nos hizo daño. El ESPÍRITU SANTO nos va a traer a memoria de esos momentos.

Un ejemplo de oración: “ESPÍRITU SANTO, te ruego me dirijas en oración. Yo decido perdonar a ... me duele lo que me hizo pero en las fuerzas de JESÚS tomo la decisión, y le perdono, y le libero de mi corazón y le bendigo. Y en el nombre de JESÚS me libero y saco toda amargura de mi alma”

Muchas veces, por la falta de entendimiento, le culpamos DIOS de los que nos pasa, y aunque Él no tiene la culpa debemos orar y perdonar a DIOS para liberar nuestra alma. Esto lo vimos también en los ejemplos Bíblicos.

La falta de perdón afecta directamente a nuestro cuerpo.

¡Le damos gracias a JESÚS, bendito sea Él, y que traiga luz a nuestros corazones!


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