Todos los que venimos de hogares disfuncionales arrastramos heridas (que son ataduras espirituales) en nuestra alma y en nuestro corazón, las cuales debemos sanar y liberar para ver a DIOS, acá en la tierra y allá en el cielo, como está escrito en Mateo 5:8: “8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.”
La verdadera sanación y liberación es la que hacemos nosotros mismos guiados por el ESPÍRITU SANTO.
ELOHIM me llevó a entender que en mi niñez se murieron mis ilusiones. Y es verdad, no tenía ilusiones, ni sueños, ni aun esperanzas. A pesar de conocerle a DIOS en intimidad, era desconfiado y no podía gozarme con sueños, con planes futuros.
Dice en Colosenses 3:21: “21Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.”
Yo fui exasperado (por lo cual oré y liberé antes a mis padres) y abrí una puerta en mis emociones que mataron mis sueños, mis ilusiones. Nuestros padres hacen lo mejor según fueron educados pero en general, lastimosamente, sin ser dirigidos y encaminados por el ESPÍRITU SANTO.
Hice la oración que aprendí: pedir perdón a DIOS por juicio a mis padres, liberarles de toda atadura en mi corazón y bendecir sus vidas.
Además, pedí perdón y renuncie a toda ‘vanidad ilusoria’ que viene a causa de nuestro corazón insano.
Jonas 2:8 dice: “8Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan.”
Gracias a estas oraciones ELOHIM me restauró la ilusión como a un niño, y le pido, en oración, que llene mi corazón de las verdaderas ilusiones que vienen de Él mismo.
Gracias mi DIOS, ELOHIM de Israel. Ninguna sanidad o liberación del alma (profunda o no) sería posible sin la revelación y discernimiento que viene a través del ESPÍRITU SANTO, la honra y gloria a DIOS.