La lengua (nuestras palabras) tiene mucho poder y mas todavía como hijos de DIOS (Proverbios 18.21; 17.20; Salmos 140.1-3)
DIOS le dio autoridad al hombre (Adan) en la creación sobre todas las cosas y nosotros tenemos esa autoridad hasta hoy (Génesis 1.28) Esta autoridad nunca le fue quitada y lo que haga satanas lo hace a través del hombre.
Lo que manifestamos (bueno o malo) con nuestras palabras son declaraciones y decretos que llegan a las personas.
La pregunta es ¿quién dirige nuestras resoluciones, nuestras manifestaciones? ¿El ESPÍRITU SANTO?
Daniel 4.17 “17 La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.”
DIOS nos habla en este versículo que el “decreto de los vigilantes” son las maldades que satanas y sus demonios desean para toda la humanidad y que envían estas sentencias, través de personas que se dejan influenciar, con palabras que hacen mucho daño. Aunque DIOS siempre tiene la última palabra, las heridas del corazón son permisos que satanas utiliza para enfrentarnos unos contra otros, todo lo contrario a las enseñanzas de JESÚS que quiere que nos amemos.
Con nuestra lengua somos jueces y verdugos de muchas personas. Criticamos y juzgamos a nuestras familias y sobre todo a nuestras autoridades. Esto no es del agrado de DIOS.
Honramos a nuestros padres cuando no le juzgamos, cuando no le criticamos (Deuteronomio 5.16, Mateo 15.4)
Y con respecto a las autoridades que DIOS puso y respalda dice en
Deuteronomio 17.12-13 “12 Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de Jehová tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás el mal de en medio de Israel.
13 Y todo el pueblo oirá, y temerá, y no se ensoberbecerá.”
DIOS nos pide que no seamos jueces, y fue duro al indicar que hacer con los que no obedecen, con los rebeldes.
Ezequiel 7.10-11 “10 He aquí el día, he aquí que viene; ha salido la mañana; ha florecido la vara, ha reverdecido la soberbia.
11 La violencia se ha levantado en vara de maldad; ninguno quedará de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos, ni habrá entre ellos quien se lamente.”
En estos versículos habla de que la actitud del pueblo, la ignorancia y la violencia son una vara reverdecida
que trae consecuencias.
Las quejas traen muerte dice en
Números 17.10 “10 Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran.”
Las bendiciones y las maldición que lancemos llegan siempre.
En Santiago 3.5–6 “5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.”
Luego en los versículos 9 y 10
“9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.”
Solamente estando a cuentas con DIOS, haciendo Su la voluntad y con un corazón sano podemos estar protegidos de que no nos hagan daño las declaraciones que no sean voluntad de DIOS (Efesios 6.10-18)
Muchas veces los que nos agreden son solo instrumentos de DIOS para formarnos y crecer. Pero vemos la importancia de purificar nuestro corazón porque de la abundancia del corazón hablamos (Mateo 12.34) y no podremos refrenar nuestra lengua y hablar bendición con resentimientos, odios, envidias y falta de perdón. Si tenemos un corazón sano podremos bendecir aun cuando nos agredan o maltraten, y seremos realmente hijos dignos del DIOS de Israel.
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