35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;
36 y los enemigos del hombre serán los de su casa.
37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;
38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.”
No es muy difícil de interpretar esto versículos. En el v.34 JESÚS dice que vino a traer Su Reino a todos los que quieran seguirle a Él, pero que mucho estarán en contra tratando de disuadirnos. El mundo que nos rodea, nuestra familia misma, nuestros amigos y aún nuestras parejas (v.35-37)
Pero a pesar de toda oposición, si de verdad queremos estar con JESÚS debemos dejar todo a un lado y seguirle. Inclusive renunciar a nuestros deseos, costumbres, planes o proyectos por el propósito y la voluntad de Él, de JESÚS (v.38) El fin de la cruz es morir, y morir a nosotros es ganar la vida eterna pero dedicarnos a vivir según este mundo, sin JESÚS, es perder la vida eterna (v.39)
Dejar todo se trata de morir a nuestro yo y vivir escuchando la voz del ESPÍRITU SANTO día a día.
Como ven, no es complicado entender. Lo difíciles es poner en práctica estos versículos, vivir lo que entendemos en estos versículos.
Cuando DIOS instituyó el matrimonio (Génesis 2.24) nos dio la sabia instrucción de dejar a nuestros padres y formar una nueva familia.
“Dejar a nuestros padres” lo debemos hacer en Espíritu, Alma y Cuerpo.
En Espíritu porque debemos dejar el propósito, los dones y las direcciones que DIOS le dio a nuestros padres y tomar nuevas revelaciones, nuevos propósitos, nuevos dones aunque estén relacionados con nuestros padres con las mismas actividades. DIOS tiene un plan único para cada persona y para cada matrimonio. En Alma es soltar emocionalmente a nuestros padres, no creer que vinimos al mundo para dedicarnos toda la vida a nuestros padres. Debemos sanar nuestro corazón y tener una relación de amor con ellos. Si cumplimos con la voluntad y el propósito de DIOS, ÉL mismo se encargará de nuestros padres. Podemos tener atadura con nuestros antepasados o con nuestros padres, ya sea por pecados de nuestros antepasados o por deseos y planes de nuestros padres para nuestra vida. Todo esto se corta en oración de la mano del ESPÍRITU SANTO. En Cuerpo es salirnos de la casa paterna donde la autoridad espiritual es Papá o Mamá y dependemos espiritualmente de ellos. Toda autoridad espiritual y física que queramos imponer (en oración, en liberación, educación a los hijos, etc.) será imposible en casa ajena. En nuestra cultura latina, esta separación cuesta un poco más pero es muy necesaria.
No podremos realizar la voluntad y el propósito de DIOS si estamos arraigados a nuestra familia o a alguna idolatría, vicio o pecado. Debemos dejar todo y estar atados a JESÚS y que nada ni nadie interfiera esta relación.
Así es el morir a nuestro yo, a nuestra vida planeada (por nosotros o nuestros padres), a una vida que pensamos nos traería paz y felicidad. Muchas personas se casan o siguen una profesión por conveniencia pero si no son guiados por DIOS solo siguen impulsos o corazones heridos que al final no terminan de la mejor manera.
Renunciar a nosotros puede llevarnos a un proceso largo. Pero si realmente queremos cumplir con estos versículos que habla JESÚS en Mateo 10.34-39 tenemos mucha ayuda en el ESPÍRITU SANTO, en JESÚS y en DIOS que nos estarán guiando, fortaleciendo, enderezando los caminos que debemos seguir.
DIOS no pide que hagamos cambios drásticos y que vivamos diferente a lo que somos. DIOS respetará nuestra personalidad y nos sugerirá cambiar todo lo que no nos conviene para cumplir con el o los propósitos para los que vinimos a esta tierra.
Todos traemos dones y talentos para cumplir la voluntad y el propósito que nos asignó DIOS, pero mientras no entreguemos nuestro corazón, nuestra vida y le digamos a DIOS “heme aquí” no podremos desarrollarlos.
Esta es la verdadera felicidad y éxito de nuestras vidas.
DIOS te dice hoy:
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29.11)
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